Solidaridad

La solidaridad es un valor humano por excelencia, es la base de muchos otros valores, es la colaboración mutua, es el sentimiento que mantiene unidas a las personas en todo momento y está ligada siempre al amor. Consiste en colaborar de manera desinteresada con el bien común.Por estas razones trabajar el valor de la solidaridad con nuestros estudiantes supone crear espacios que les permitan a ellos  reflexionar,  participar, seleccionar, decidir, verificar lo que aprenden, es decir, hacer un aprendizaje significativo que les ayude después a ser ciudadanos conscientes y críticos para alcanzar un desarrollo humano más justo y solidario.

Nuestra  meta es trabajar la educación en valores haciendo énfasis en la solidaridad a partir del conocimiento de la realidad social, utilizando elementos didácticos que permitan la comprensión de ésta realidad contextualizada a la realidad de la institución, llevando al estudiante  a reflexionar sobre  el ser en sí mismo, el ser con lo otro y el ser con el otro.

Uno de los aspectos que debe caracterizar a un estudiante Marista es la formación en valores y su sentido solidario en cualquier contexto en el que se desenvuelva, de ahí la necesidad de de educar en y para la solidaridad a nuestros estudiantes como parte de su desarrollo espiritual y humano, que los lleve a alcanzar su realización personal con los principios cristianos que desde la familia se van generando y que son reforzados en el colegio.

Nos enfocamos en campañas que van mucho más allá del asistencialismo y apuntan a objetivos más profundos como el contacto vivo y directo con las personas y comunidades que necesitan ayuda, como una fuente de experiencias capaces de modificar la percepción del mundo que tienen nuestros estudiantes, sensibilizándolos a cerca de crear comunidad en torno a la solidaridad para actuar junto con otros en la consecución de una sociedad más justa y solidaria.

Se espera así que la solidaridad sea uno de los aspectos que identifiquen a los estudiantes del Instituto Champagnat de Pasto y que podamos en verdad educar buenos cristianos y buenos ciudadanos para alcanzar así el sueño de nuestro padre Marcelino Champagnat.